domingo, 15 de abril de 2012

Apple vs Google; iOS vs Android

Ahora no solo trucos informaticos si no tambien de tablets y celulares

Ya hemos superado la época en la que nos asombrábamos con los gráficos que se pueden ver en un videojuego de smartphone. A todo –o casi todo– el mundo le da igual que el iPhone 4S tenga 512 MB de memoria RAM y el Galaxy Nexus tenga más de 1 GB.

Pasaron los días de “la carcasa de mi teléfono es más bonita que la tuya” y ya nunca importará tanto el diseño externo del teléfono como con las carcasas intercambiables de tus Nokia. Nadie habla ya sobre si el iPhone posee una calidad de audio mayor, como hace unos años, o de si con un HTC entre tus manos te ves obligado a realizar varios hard reset al mes, como ocurría cuando sólo llevaban WP5. Ahora, ni siquiera importa la batería del teléfono excepto para los pocos que seguimos con un smartphone de gama baja.

No, ahora ya no importa tanto todo eso. Hoy en día, el tema es Apple contra Google; iOS contra Android. La tradición de los últimos años contra la potencia del momento. El visionario con carisma contra tu mejor amigo en Internet, la confianza contra la innovación. Y así es como se ve a estas dos compañías fuera del mundo geek, en espacios como la publicidad, que define a las personas a través de la imagen que da de ellos un teléfono móvil determinado. Así, quien lleva un iPhone es un alto ejecutivo, un hombre que quiere un capricho caro. Alguien que quiere trabajar y divertirse al mismo tiempo, que sus compañeros de oficina y sus acompañantes en un restaurante caro vean una manzana mordida en el dorso plateado de su móvil cuando recibe un urgente mail que debe responder, porque siempre está ocupado. Nunca descansa, nunca olvida el trabajo, siempre está on, por eso merece un iPhone.

En la otra vertiente, quien usa un dispositivo Android es un usuario habitual de redes sociales, un chico joven con aspiraciones y que siempre está investigando nuevas formas de comunicación. Alguien que siempre tiene un álbum de fotos de una noche de fiesta que subir y quiere hacerlo rápido. El chico que puede decirte en un minuto la clave WEP del WiFi de tu vecino con echar un vistazo a la pantalla, o el que quiere publicar en su blog rápidamente cómo ha ido el día. El que tiene un fondo azul claro lleno de nubes y un bonito reloj minimalista impreso sobre una enorme pantalla brillante. Tengo veinticinco años y ya es hora de empezar a ser serio, pero, antes de ponerme con ello, subiré las fotos de la fiesta de anoche. Eso dice un Android.

El caso es que este tema de discusión se está llevando a un extremo cada vez más absurdo. Pensemos, por un momento, en una persona que no tiene ni idea sobre nuevas tecnologías. Un hombre de unos cincuenta años que sólo quiere llamar por teléfono y su hijo no deja de hablar de que con un smartphone puede hablar gratis, que puede escribir gratis, que puede hacer cosas increíbles. Estamos en crisis, pero su operadora le ofrece uno de esos modelos de teléfono que ha visto por la tele, con una pantalla gigante. De hecho, es una pantalla tan grande que le hará preguntarse si de verdad necesita algo tan grande para hablar por teléfono. Y la agradable teleoperadora le comenta el fútil precio y la permanencia obligada pasa como por alto, como de puntillas; en realidad no es tan caro, y puede sentirse como un veinteañero o como un hombre de negocios por el tiempo que lo esté usando. En realidad, hasta parece un gran trato: una nueva máscara, bien definida, a su servicio. ¿Cuál quiere? ¿La manzana o el androide?

Por una parte, la más estricta tecnológicamente hablando, desde Apple se intenta demostrar siempre cierta innovación en cada nuevo terminal, y en la parte más “rosa” (menos tecnológica) se encuentran las famosas demandas. La idea es de una lógica aplastante; quien denuncia antes al otro por plagio tiene más posibilidades de ganar prestigio ante los potenciales compradores. Pero este posible comprador no lo piensa, simplemente le atrae la idea de hablar con su teléfono como si de un asistente personal se tratara. En la otra mano tenemos a los fans más acérrimos de Google, que se basan en la idea de la magia de poseer un núcleo Linux y el código abierto para dirigir las conversaciones sobre tecnología. Así, en una conversación consiguen que la idea de que nuestro nuevo asistente, Siri, ya no sea tan innovadora. ¿Entonces? ¿Qué es lo que quiere este comprador realmente?

¿Apple o Android? ¿Qué prefieres tú?

de http://dosisgadget.com/apple-vs-google-ios-vs-android.html

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